Texto de paneles

  • Cartel 1 (presentación de la exposición):

 Flora o la educación de una niña es una exposición que indaga y promueve una representación de lo que ha sido la formación de la mujer en la sociedad tradicional, una imagen basada en la diferenciación y en la exclusión, categorías y valores que dominaron la educación de la mujer en el siglo XIX y la primera mitad del XX.

La exposición muestra algunas de las fuentes en que se ha plasmado la formación de la mujer en el pasado, tratando de contribuir así a la educación histórica y crítica de la ciudadanía de ambos sexos y de varias generaciones, en la perspectiva de poder contrastar las experiencias del pasado con las expectativas de inclusión que postulan las nuevas relaciones de género.

  • Cartel 2: La perla del hogar, un destino marcado (vitrina 1)

La educación de la mujer en la sociedad tradicional se desenvolvió bajo un discurso bipolar, entre las “guirnaldas” de flores que la adornaban como “perla” del hogar y los útiles que formaban parte del ajuar de la casa, el lugar a que iría destinada.

La educación de la mujer tradicional tenía como meta el marco del hogar, de donde no podría escapar. La del niño en cambio estaba abierta a los horizontes que se representaban con la rosa de los vientos.

  • Cartel 3: Libros con nombre de mujer (vitrina 2)

Flora era el nombre de la mujer ejemplar, como Juanito lo era el del varón. Niñas y niños recibían a menudo estos libros de lectura como premio a su buen comportamiento. Siguiendo este modelo, muchos manuales escolares se intitulaban con otros nombres de mujer.

La historia mostraba también nombres de mujeres ejemplares, incluso egregias, a las que poder seguir como modelo. La virtud, el conocimiento, las letras, el valor y otros atributos eran mostrados como cualidades de las mujeres ilustres.

  • Cartel 4: Educación y condición social de las mujeres (vitrina 3)

La mujer recibió el tipo de educación que se acomodaba a su condición social, sin que con ella pudiera ascender en la escala estamental. Elitista para las niñas de clase alta, discreta para las de clase intermedia y rudimentaria para las de clase popular.

  • Cartel 5: La entrada de la mujer en la isla del alfabeto (vitrina 4)

La primera misión de la educación elemental, en todos sus órdenes, fue enseñar a leer. A pesar del diferencial sexual de los niveles de alfabetización letrada, las mujeres fueron incorporándose lentamente a la denominada “isla del alfabeto”, sobre todo en la dimensión de “solo leer”.

Las niñas podían iniciarse en la lectura pero no siempre en el arte de escribir, si bien también algunas aprendieron, como mejor o peor pericia, a copiar ciertos modelos caligráficos e incluso a producir escrituras escolares y no escolares autográficas.

  • Cartel 6: Aritmética del hogar y economía doméstica (vitrina 5)

Los manuales de economía doméstica orientaron la formación práctica de las mujeres para la gestión de los asuntos que demandaba la vida familiar. Ello requirió una cierta iniciación en la llamada “aritmética del hogar” e incluso en la “geometría de modistilla”.

  • Cartel 7: Coser, tejer y bordar (vitrina 6)

 Las “labores propias del sexo” ocuparon una parte importante del tiempo escolar de la mujer, una carga horaria que en los varones se aplicó a la agricultura y a otros conocimientos. Coser, tejer y bordar fueron además aprendizajes ritualizados que marcaron la sociabilidad de las niñas.

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