En la guerra y en los campos de batalla humanitarios durante la Segunda Guerra Mundial

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“Los escuadrones voladores de alimentos” de la UNRRA. Años cuarenta. © UN Archives (S-1167-0009-00001)

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Un día en la vida de una madre de familia en enero de 1941. Dibujo de José Smeets. © MUNAÉ (1979.09289.29) 

En apenas veinte años el deseo de una Paz duradera se trastocó en una nueva conflagración mundial más terrible, violenta y mortal que la de 1914. Ni la Sociedad de Naciones ni los Acuerdos de Paz habían podido asegurar el futuro tranquilo para el que habían sido diseñados. 

La política expansionista de Hitler y su deseo de hegemonía continental provocó que, tras la invasión de Polonia, Francia e Inglaterra declarasen la guerra a Alemania el 3 de septiembre de 1939. Una guerra que se extendió por todos los confines del planeta y que originó una crisis humanitaria sin precedentes.

De nuevo, en los distintos países involucrados en el conflicto bélico se emprendieron grandes campañas propagandísticas de movilización de las mujeres. La respuesta fue masiva y otra vez se convirtieron en un elemento fundamental como cabezas del núcleo familiar, incorporadas a sectores de la actividad económica o en el ámbito sanitario como médicos, cirujanas, enfermeras, conductoras de ambulancia, etc.

En la Segunda Guerra Mundial hubo un mayor número de mujeres que se incorporaron a las fuerzas armadas para luchar en primera línea de frente, como reservistas o bien para trabajar en unidades de apoyo.

Las mujeres fueron fundamentales en las labores de evacuación de la población civil de las grandes ciudades, sometidas a bombardeos aéreos, a zonas rurales más seguras. Además, en ciudades y pueblos se encargaban del suministro y distribución de alimentos, del cuidado de las cantinas y roperos, de la atención médica en consultorios y hospitales, de las actividades educativas y de todo lo que podía garantizar la supervivencia en medio del horror de una guerra total que desdibujaba las líneas del “frente” y del “frente interno”. 

A nivel individual o encuadradas en organizaciones humanitarias, hubo mujeres que aliviaron la situación de los grupos perseguidos y de los desplazados por la guerra, exponiendo sus vidas para salvar otras, incluso cuando esto implicaba actuar en contra de las directrices de sus organizaciones que, en algunos casos, adoptaron posiciones de neutralidad ante las persecuciones perpetradas por el régimen nazi. 

Uno de los episodios más terribles de la Segunda Guerra Mundial fueron las persecuciones y exterminio de los judíos y otros colectivos por parte de los nazis. Hombres, mujeres y niños fueron despojados de toda dignidad humana, utilizados en experimentos, torturados, matados a golpes o gaseados.

Durante la guerra y tras su finalización, los países europeos se enfrentaron al problema del desplazamiento masivo de población civil. En la búsqueda de una solución, el 9 de noviembre de 1943, los gobiernos de 44 naciones decidieron crear un organismo internacional para coordinar la distribución de ayuda, sobre todo de alimentos y medicinas, y de paliar las graves situaciones a las que se enfrentaban las personas desplazadas: fue la United Nations Relief and Rehabilitation Administration (UNRRA). Su creación constituyó un hito en la historia de la ayuda humanitaria.

Como ocurrió al finalizar la Gran Guerra, en 1945 la mayoría de las mujeres se vieron obligadas a retornar al hogar y a asumir su tradicional papel subalterno en relación con el hombre. El reconocimiento del trabajo excepcional que desarrollaron en la guerra se ha producido de manera muy tardía.

Campos humanitarios de la II Guerra Mundial