Movilización de las mujeres tras el estallido de la Gran Guerra

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Cartel de reclutamiento del Women's Army Auxiliary Corps (s.f. ca. 1917). ©IWM (ART PST 13171)

Aunque las mujeres siempre estuvieron presentes, de una u otra forma, en las guerras hasta el siglo XX, su participación revistió un carácter excepcional e invisible. Fue a partir de la Primera Guerra Mundial cuando se produjo una movilización de las mismas sin precedentes.

Las mujeres que llevaron a cabo una actividad fuera de la esfera del hogar se centraron en tres ámbitos básicamente: Primero su participación en retaguardia en los diferentes sectores económicos (agricultura, industria, transporte, banca, comercio, telecomunicaciones, enseñanza, etc.). En segundo lugar, la extensión de la labor asistencial, vinculada tradicionalmente al ámbito doméstico, a los campos de la sanidad y de la ayuda humanitaria hacia los soldados heridos y personas en situación de desamparo y necesitadas de socorro para su propia supervivencia. En tercer lugar, en algunos países se les dio la posibilidad de tener responsabilidades diversas en los frentes de guerra.

En el campo de la sanidad, las mujeres destacaron como enfermeras y médicos y de manera más específica en la cirugía, por ejemplo, Elsie Inglis y Frances Ivens. Hay que señalar que hubo una movilización transnacional, llegando a Europa sanitarias australianas, canadienses, neozelandesas, etc., que se encuadraron en distintas organizaciones y que trabajaron junto a las nacionales de diferentes países en hospitales en la retaguardia; también en primera línea de frente en hospitales de campaña y en ambulancias medicalizadas, como la organización Scottish Women’s Hospitals for Foreign Service, que proporcionaba servicios médicos en los frentes de los países aliados.

Otro cuerpo de voluntarias que se alistaron para llevar a cabo servicios sanitarios, de cocineras, camareras, etc., fue el Women’s Army Auxiliary Corps (1917-1921), también conocido como Queen Mary’s Army Auxiliary Corps, cuerpo femenino auxiliar del ejército británico. De igual manera, se podrían citar organizaciones como First Aid Nursing Yeomany, Voluntary Aid Detachment, Queen Alexandra’s Imperial Military Nursing Service o American Women’s Hospital, entre otras.

No se puede dejar de mencionar a las mujeres que se inscribieron voluntarias en organizaciones cuáqueras como la Friends Ambulance Units, o a las que participaron como enfermeras en las diferentes organizaciones nacionales de la Cruz Roja o en el Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC). Durante la guerra, el CIRC experimentó una profunda transformación con la creación de la Agencia Internacional de Prisioneros de Guerra, donde trabajaron unas 3.000 personas, de las que dos tercios eran mujeres.

En 1914 la mayoría de las mujeres europeas habían apoyado la guerra. Una parte de las feministas consideraban que iba a ser una oportunidad para salir del ámbito doméstico e incorporarse a las tareas que dejaban libres los hombres. Incluso las reivindicaciones por el derecho al voto quedaron en suspenso ante esta nueva realidad.

Sin embargo, y a pesar de que en el seno de las sociedades de los países beligerantes las actitudes pacifistas se identificaban con el antipatriotismo, hubo mujeres que se opusieron activamente a la guerra. Un ejemplo de ello fue el Congreso Internacional de Mujeres, inaugurado en La Haya, el 28 de abril de 1915.

Movilización de mujeres en la Gran Guerra